Un joven que va al reino de los muertos para encontrar a los miembros desaparecidos de su familia es la trama de Coco, la nueva película de Disney/Pixar que llegará a los cines el 29 de noviembre, pero también es lo que está pasando en la vida real en México. Los directores Adrian Molina y Lee Unkrich se inspiraron en las costumbres reales del Día de los Muertos, el Día de los Muertos mexicano, el equivalente a nuestro Día de Todos los Santos pero más espectacular y festivo. “Intentamos compartir estas sensaciones con espectadores de todo el mundo”, afirma Adrián Molina.
20 minutos fui a san miguel de allende, una maravillosa ciudad en el centro del país que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Acompañado de Adrián Molina pudimos participar en las celebraciones de los dos primeros días de noviembre, donde los dos directores de Coco escribir esta hermosa historia que es un éxito en México, donde los jóvenes fanáticos le dieron un triunfo al cineasta.
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Preparativos
Todos en México encuentran su lugar para prepararse para el Día de Muertos, una antigua tradición entre Carnaval y Halloween. En la escuela se fabrican muñecos y disfraces de esqueletos y se hornean en las panaderías. Pan de los muertos. “Lo degustan los vivos, pero también, en proporción, lo colocan sobre las tumbas de sus seres queridos”, explica Carolina, antes de dejarnos probar su delicioso brioche de azahar, que sólo venderá durante tres días. También se preparan esculturas de azúcar para ser colocadas sobre las tumbas como ofrendas. A los muertos se les ofrece comida, animales y calaveras de colores.
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Forma
Los esqueletos están decorados con colores brillantes, lo que los hace menos aterradores. “Durante los locos desfiles, en los que los músicos se expresan libremente, todo el mundo en las calles de la ciudad lleva ese tipo de maquillaje”, explica Christina, nuestra guía de la oficina de turismo. Todas las edades y todas las nacionalidades participan en este festival, que rezuma una increíble alegría de vivir. Es posible maquillarse y brillar en cada esquina. “¿Cuáles son tus preferencias? pregunta Vincente, el hombre responsable de mi maquillaje. “¡Rojo, negro, macabro! » Y aquí me convierto en esqueleto. Por la noche participamos en un desfile de zombies amigables que quieren tomarse fotos unos a otros. Los muertos vivientes regresan a casa muy entrada la noche, a veces tambaleándose.
El día de los Muertos
El jueves 2 de noviembre toca reflexión… ¡pero con alegría! ¡Todos van al cementerio, donde la multitud es tan grande que hay cola y direcciones para entrar y salir! Los Mariachis ofrecen sus servicios a las familias que esperan en los pasillos. Algunos montaron tiendas de campaña para protegerse del sol, otros instalaron mesas de picnic para asociar a los muertos con un momento amistoso y musical. “¿No te sientes como si estuvieras en nuestra película?”, pregunta el director Adrián Molina. Eso es exactamente: de todo esto emana una emoción real, porque el amor y el respeto son comunicativos. Frente a la zona infantil, donde se colocan pequeños juguetes por todas partes, es difícil contener las lágrimas.
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los especiales
En Cocodescubrimos que los muertos sólo disfrutan de su jubilación mientras pensamos en ellos. Este es el papel de Ofertas, altares decorados con fotografías de seres queridos a los que se les entregan regalos, desde figuritas de azúcar que representan lo que amaban cuando estaban vivos hasta comida o incluso alcohol. Todo esto se presenta en edificios ricamente decorados con motivos y senderos de flores de color naranja. Cempasúchiles (bordes). Allí se colocan fotografías de sus seres queridos. Adrián Molina, visiblemente emocionado, prepara el altar en el que coloco una foto de mi madre con una botella de tequila para que brinde por el más allá.
La última noche
Es fascinante ver lo respetuosas y festivas que son las ceremonias, lo cual se expresa muy bien. Coco. La película refleja fielmente el Día de Muertos mexicano: una experiencia que te hace reír, llorar o cantar. Lo que más llama la atención es la ternura que une a las familias en estos días únicos del año. Mientras los niños corren por la plaza frente a una gran catedral donde se ha construido un cementerio de cartón, somos transportados a un mundo mágico, como en Coco y eso nos hace ilusión volver a ver la película en cines.
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