Para evitar atraer la atención de la policía en Guatemala, los inmigrantes ilegales que intentan llegar a Estados Unidos ahora se mueven en pequeños grupos.
Algunos viajan con amigos, otros como Gilberto, un venezolano de 27 años, con su perro.
“La situación económica allá (en Venezuela) es muy difícil, nos vamos. El salario no nos permite comprar nada, todo hay que comprarlo en dólares y nosotros te pagamos en bolívares, que no valen nada.” explica Gilberto Rodríguez en la localidad de Tecún Umán, en la frontera con México.
Un viaje por ocho países
Por menos de un dólar, desde este pueblo es posible cruzar el río Suchiate, que marca la frontera con el vecino México, en diez minutos en una embarcación insegura.
Gilberto paseaba con Negro, su perro, que lo acompañaba desde que salió de Caracas hace dos meses.
Con él, el venezolano sobrevivió a la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá, luego atravesó Costa Rica, Nicaragua, Honduras y finalmente Guatemala.
Un viaje interminable de varios miles de kilómetros a través de ocho países, que sueña con continuar hasta Estados Unidos.
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