PARÍS: Su foto de una mujer que lleva una colonia de iguanas en la cabeza se ha vuelto icónica: por primera vez en Francia, la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, una figura importante de la fotografía latinoamericana, es el centro de atención de una gran retrospectiva en París .
Titulado “Heliotropo 37” — El nombre de su taller en México, esta exposición, compuesta por alrededor de 200 imágenes, incluidas sus fotografías más famosas, se abre en la Fundación Cartier el sábado.
Nacida en la Ciudad de México en 1942, Graciela Iturbide incursionó en la fotografía en la década de 1970 junto a Manuel Àlvarez Bravo (1902-2002), a quien siguió en sus viajes, a pueblos y fiestas populares mexicanas. Defensor de la fotografía documental, se convirtió en el mentor de los aspirantes a fotógrafos, con quienes compartió su enfoque humanista.
Pero la joven despega rápidamente y encuentra su estilo, humanista y poético al mismo tiempo. Durante casi medio siglo, sus imágenes en blanco y negro documentarán la vida en su tierra natal.
“Las fotos son para mí (…) una forma de conocer el mundo”, explicó en una entrevista con la AFP.
En varias ocasiones se quedó con varias comunidades indígenas del país. Como la comunidad Seri en el Desierto de Sonora en el noroeste del país. Sus fotografías más conocidas siguen siendo las dedicadas a la mujer y la cultura zapoteca (una civilización amerindia precolombina con estructura matriarcal) en el valle de Oaxaca, en el sureste de México.
“Me gusta mucho la parte precolombina de nuestra historia. Me gusta este cruce”, explica. “En estas áreas, todas las mujeres me ayudaban, me cuidaban. Yo vivía con ellas en sus casas”, dice. Y para continuar que ella “siempre tuvo mucha suerte”, porque cada vez “iba a lugares donde me gustaba que me recibieran”.
El realismo mágico con el que está asociado, un movimiento que comenzó en los años 20, “no tiene un objetivo surrealista”, dice. “Así es la vida”.
Ganadora del Premio Hasselblad 2008 -el máximo galardón de la fotografía-, la fotógrafa, que se acerca a los 80 años, afirma que para ser un buen fotógrafo se necesitan dos cosas: “Pasión y disciplina, nada más”.
¿Ser mujer le ha jugado una mala pasada en su carrera? No, responde ella. Pero hoy, mujer u hombre, la situación ha cambiado: “Es imposible ir a estas zonas por el narcotráfico”.
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