MÉXICO, México | Con el cierre de Estados Unidos, México, que el viernes recibirá al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, también tiene una política migratoria muy estricta hacia los haitianos, que vienen a aumentar los flujos habituales de ciudadanos centroamericanos.
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Corredor hacia la frontera sur de Estados Unidos, México registró 90.314 solicitudes de asilo de enero a septiembre, según las últimas cifras de la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar, organismo oficial).
Esto es significativamente más que todo 2019 (70 406) antes de la pandemia, lo que provocó una caída en las solicitudes de asilo en 2020 (41 059).
Como en otros años, Honduras ocupa el primer lugar (31.884 solicitudes), por delante de los solicitantes de asilo de Haití, cuyo número ha aumentado considerablemente (26.007 en 2021 frente a 5.954 en 2020).
México ya expulsó a 54.000 migrantes en 2021, según el director de la ONG Human Rights Watch (HRW) para América Latina, José Miguel Vivanco.
“No queremos que México se convierta en un campo de refugiados”, advirtió a finales de septiembre el presidente izquierdista Manuel López Obrador.
El jefe de Estado habló mientras miles de haitianos intentaban en vano cruzar a Estados Unidos vía México.
Ya estaban presentes en América Latina, con mayor frecuencia en Brasil y Chile, y, según el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, habían malinterpretado un anuncio de Washington sobre una extensión de los plazos de regularización.
Este último, sin embargo, solo estaba dirigido a sus compatriotas ya presentes en los Estados Unidos.
El Sr. Ebrard sugirió que 13,255 personas podrían calificar para el estatus de refugiado en México.
“Los haitianos soñamos con ir a Estados Unidos”, confirma Joseph Yorel, de 34 años, a fines de septiembre con su esposa y su bebé en un asilo en Monterrey, la gran ciudad industrial del norte.
“Pero si puedo encontrar trabajo para vivir en México y mantener a mi familia, no tengo problema en quedarme aquí”, agregó este haitiano, quien llegó desde Chile después de atravesar una decena de países.
“El trabajo sucio de los Estados Unidos”
Pero, ¿este sueño mexicano también sería inalcanzable?
El miércoles, México repatrió a 129 inmigrantes haitianos a Port-au-Prince, el segundo vuelo de este tipo desde fines de septiembre.
Las autoridades mexicanas realizaron este vuelo de repatriación “con respeto a los derechos humanos y en acuerdo con las autoridades consulares de Haití”, aseguró el Instituto Nacional de Migración (INM).
Según testigos, los migrantes protestaron antes de irse. Sr. Vivanco de HRW, con video de apoyo, confirma que un haitiano intentó saltar del puente del avión que partió de Chiapas (sur) cerca de la frontera con Guatemala.
“Queremos que abordemos el problema de base”, anunció el presidente López Obrador, en alusión a la pobreza en los países de origen, responsabilizando así a Washington.
“Estados Unidos no está invirtiendo en América Latina, en el Caribe, para ayudar a los pobres”, lamenta.
En particular, el presidente mexicano insta a su vecino a abandonar la “Iniciativa Mérida” lanzada por Washington en 2008 para financiar los esfuerzos de México en la lucha contra el narcotráfico. Desde entonces se han invertido tres mil millones de dólares.
En cambio, “queremos ayuda al desarrollo (…). Pedimos ayuda a Estados Unidos, pero para los países de Centroamérica”, repitió López Obrador en vísperas de la visita de Antony Blinken.
En materia migratoria, México le está haciendo el “trabajo sucio a Estados Unidos”, señaló en 2019 el intelectual y exsecretario de Estado Jorge G. Castañeda, bajo la presidencia de Donald Trump (2017-2021) y su anhelo de erigir un muro fronterizo
Tanto con Joe Biden como con Donald Trump, EE.UU. todavía quiere que “México sea una especie de muro contra los migrantes”, estima el politólogo Gaspard Estrada, especialista en América Latina.
“México es ante todo un país que deporta migrantes. Está en línea con los deseos del gobierno democrático”, subraya.
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