De nuestro corresponsal especial en Doha,
Argentina respira hondo. Como Pablo Aimar. El asistente de Lionel Scaloni casi se desmaya cuando Leo Messi anotó primero en un combate a doble asalto entre luchadores mexicanos claramente desinteresados en el fútbol el sábado por la noche. Hay motivos para el alivio. Asimismo, el hermano del técnico le envió un mensaje de texto tras el partido diciéndole que… lloró por el gol de Messi.
“Creo que hace falta tener un poco más de sentido común”, responde Scaloni. No creo que debamos jugar más de un partido de fútbol. Tenemos que darles a los jugadores la sensación de que es un partido de fútbol, sino siempre será difícil. Hay una sensación de alivio, pero es difícil hacer que la gente se dé cuenta de que mañana brillará el sol, ganemos o no. »
Cuando te despiertes brillará un poco más. Gracias a la victoria (2-0), los argentinos evitaron el fiasco, se colocaron nuevamente en los lugares de clasificación para los octavos de final del Mundial y aspiraron al primer lugar. El Grial se jugará contra Polonia en la final de grupo. “Teníamos que ganar por la paz de todos”, reaccionó el ex blaugrana. Esto nos permitirá tratar mejor con Polonia. »
“Y luego el número 10 anotó…”
El sueño de darle a Lionel Messi un retiro digno de su carrera permanece para Argentina. Tengamos en cuenta también que de momento el parisino es el único salvador de unas ambiciones que, a primera vista, son demasiado grandes para este equipo. Lionel Scaloni Casi lamentaría la dependencia de su colectivo del talento de Messi. “La primera parte no fue buena, hicimos demasiados pases horizontales, pero hicimos algunos ajustes y después jugamos mejor, encontramos jugadores en el medio, ganamos duelos. Y entonces sabes lo que pasó. El ’10’ marcó, que es lo que mejor sabe hacer. »
Un gol casi salido de la nada, de una fase banal. Tanto es así que, para ser sinceros, fallamos en el objetivo en un momento de somnolencia. En cualquier caso, fueron necesarios dos o tres disparos a cámara lenta para apreciar plenamente el perfecto control de Di María en una transición que le situaba en la mejor posición para disparar. Un globo golpeado quirúrgicamente. Ochoa hizo lo que pudo, pero con Messi nunca es suficiente. Ya que estamos, un pensamiento para el portero mexicano que disparó a dos malditos peones en la garganta. El segundo de Enzo Fernández, ¡pfiouh, que golazo!
Pero quedémonos con Messi, sus besos en la Bombonera de Lusail, las ovaciones de los Hinchas argentinos, la alegría de Di María que lo levanta como si acabara de darle a su país la 3ª estrella. Se da un pequeño empujón y eso no es malo. Todos, especialmente Leo, son conscientes de que el viaje de Argentina suena a una gira de despedida a escala global. De ahí la presión diez veces mayor del acontecimiento. Messi, por fin. “Es un alivio y una alegría para todo el vestuario. Nos da paz poder confiar en nosotros mismos. » Y ese pequeño número 10, no está mal.
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