Los mayas no pusieron objeciones al concierto de Elton John del sábado en las ruinas de la ciudad de Chichén Itzá construida por sus antepasados en México, y los funcionarios incluso sospechan que sus dioses provocaron un accidente para mostrar su descontento.
El jueves por la mañana, parte del escenario se derrumbó, hiriendo a tres trabajadores. Uno de ellos sufrió graves fracturas en la pierna.
Los organizadores se apresuraron a confirmar la celebración del concierto, reservado a 6.000 privilegiados que pueden pagar entre 1.000 y 10.000 pesos (60 a 600 euros) en un país donde el salario mínimo es de 100 euros.
El cantante británico de 63 años debía llegar el viernes por la tarde, pero se habían previsto importantes medidas de seguridad para protegerlo.
Algunos funcionarios culpan a los Aluxes, elfos mayas que pueden causar travesuras cuando están enojados, de provocar el accidente para castigar a los organizadores por no pedir permiso a los dioses mayas para montar este espectáculo en esta antigua ciudad para representar un teatro religioso ceremonial.
“Antes de cada concierto, por la mañana se organiza un ritual para obtener la autorización, pero esta vez no se llevó a cabo”, dijo al diario Reforma el ministro de Obras Públicas del estado de Yucatán (sureste), Francisco Torres.
Ceremonias de este tipo se organizaron antes de los conciertos del tenor español Plácido Domingo y de la soprano inglesa Sarah Brightman, que tuvieron lugar en 2008 y 2009 en estas ruinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1988.
Cuarenta investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), responsable de la preservación de los sitios arqueológicos del país, y líderes de la comunidad maya también criticaron el espectáculo.
Pero para el promotor del concierto es una forma de promocionar el lugar, que fue nombrado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo en un controvertido concurso en 2007.
El gobierno de Yucatán anunció esta semana que había comprado a particulares el terreno donde se encuentran las ruinas por 13 millones de euros y que había acogido un concierto del ex Beatles Paul McCartney en una fecha aún indeterminada.
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