Al pensar en esta historia de un sacerdote sin poder, el productor y director inmediatamente piensa en Richard Burton, Ava Gardner, Deborah Kerr y la jovencísima Sue Lyon, que acaba de interpretar “Lolitas” para Stanley Kubrick.
Deborah Kerr fue la primera a la que John Huston se acercó. Ha trabajado con ella antes. Le ofrece el papel de una mujer cariñosa, un poco ajena al mundo, que cuida de un viejo poeta viajero. Es una figura clave de la historia, el único que dura un poco. Ella acepta.
Sue Lyon también estuvo de acuerdo muy rápidamente. Ella tiene sólo 18 años. Su madre y su prometido tienen que acompañarla al set.
Richard Burton ama a John Huston. Acepta viajar a México, pero con Liz Taylor, quien sigue siendo su amante en 1963. Se casarán el año siguiente cuando La Noche de la Iguana llegue a los cines. Pero lo que ninguno de los protagonistas sabe es que debido a estos amores adúlteros, los paparazzi estarán allí durante el rodaje para vigilar el más mínimo desliz de Liz y Richard y en definitiva de todos los actores de la película.
Para conseguir la aprobación de Ava Gardner, las cosas se complican un poco más. John Huston tiene que cruzar el Atlántico por ellos. Junto al productor Ray Stark, la buscarán hasta España, donde ella se ha instalado. A sus 41 años, la actriz es la reina de las noches madrileñas, siempre rodeada de fiesteros. Huston ya tenía experiencia en actuación y trató de seducirla 18 años antes adquiriendo una chaqueta inolvidable.
En Madrid encuentra a una mujer de belleza madura. Para Huston, ella es absolutamente perfecta para el papel que le quiere dar: el de Maxine, la viuda y dueña del hotel donde acabarán todos. Una mujer libre y cariñosa, un poco traviesa y natural.
Cuando John Huston le habló del papel, ella no lo aceptó de inmediato. Quiere que la gente ore por ella. Huston y Ray Stark permanecen en Madrid. Después de una semana de fiesta, finalmente acepta el rodaje, especialmente cuando descubre que Deborah Kerr, a quien odia, gana menos que ella.
Los salarios de los actores son asombrosos. Se trataba de sumas muy grandes en aquel momento: 500.000 dólares para Richard Burton, 400.000 dólares para Ava Gardner, 250.000 dólares para Deborah Kerr, 75.000 dólares para Sue Lyon. Cantidades que aumentan para tomas en exteriores. Sólo los tres actores principales ganan la mitad de los 3 millones de dólares de la película. Pero sin ellos la “Noche de la Iguana” no existiría.
Porque el mérito de John Huston no reside en la elección especialmente afortunada de tal o cual plan. La decoración está ahí, preciosa, un poco inquietante. La humedad de la selva, la noche tropical. Pero la fuerza de la película reside sobre todo en la interpretación de los actores.
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