CIUDAD JUÁREZ | Una artista de Quebec recolecta ropa dejada por migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México para generar conciencia a través de su trabajo sobre su difícil situación.
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“Es una forma de abordar todo tipo de temas: el territorio, la migración, el cuerpo, los derechos de paso, la explotación…”, explica Christine Brault, una artista interdisciplinar radicada en Montreal.
La idea se le ocurrió durante un viaje a Ciudad Juárez, México, el año pasado, cuando la ciudad estaba experimentando otra ola de migración.
Para su sorpresa, los solicitantes de asilo se deshicieron de prácticamente todas sus pertenencias antes de dirigirse a las autoridades fronterizas cerca del Río Grande que separa los dos países.
“Había un contenedor grande y vi gente tirando sus mochilas, la mayor parte de su ropa y sus zapatos”, recuerda el doctorando en Estudios y Prácticas de las Artes de la UQAM. Estos artículos son luego, hasta donde ella sabe, quemados.
“Empecé a pensar de dónde venía la gente, pero también de dónde venía su ropa. La ropa, a diferencia de las personas, circula muy fácilmente, sin mencionar la explotación de quienes la fabrican”.
- Escuche la entrevista con Nora T. Lamontagne, periodista del Journal de Montréal-Journal de Québec, en QUB radio:
en el campo
De vuelta en México para dar talleres creativos, Christine Brault ha comenzado a recolectar la ropa que se encuentra esparcida en los 100 metros del lado mexicano de la frontera. Ella tiene una bolsa de ellos hasta ahora.
Ella planea lavar las piezas, convertirlas en banderas y eventualmente incorporarlas en una instalación para su doctorado. Y quién sabe, recorriendo la exposición y la ropa que no pudo cruzar la frontera con su dueño.
La artista de performance ve varios paralelismos entre Ciudad Juárez y Montreal, a las que describe como “ciudades fronterizas”.
“La frontera entre Canadá y Estados Unidos es invisible, no tiene muro, pero también puede ser peligrosa y conflictiva”, añade el que también es profesor de afrancesamiento desde hace 15 años.
Arte transfronterizo
Christine Brault realizó recientemente una actuación poética que conecta las dos fronteras.
El otoño pasado, ella y un compañero de trabajo sembraron semillas de algodoncillo en un campo de maíz, plantas que “atraen monarcas y mariposas migratorias”, en la frontera canadiense de Frelighsburg.
La misma escena se repitió este sábado en Ciudad Juárez sobre la tierra seca que caracteriza al desierto en la frontera norte de México. “Eran las mismas semillas, de la misma cosecha”, dice sonriendo.
– En colaboración con Itzel Aguilera
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