Después de una fase de dos años en el laboratorio, el proyecto comenzó en 2014 y ha visto varias reintroducciones de peces al río, la más reciente en 2018, dijo a la AFP Omar Domínguez, biólogo y gerente del programa.
Actualmente se estima en 1500 a 2000 la cantidad de peces tequileros y si se mantiene la especie”en peligro“Según la UICN, se considera que la población está aumentando.
El pequeño pez, que mide entre 6 y 8 centímetros cuando está completamente desarrollado, es un “elemento clave del ecosistemadijo Omar Domínguez.
Aparte de su nombre, que hace referencia a un valle y una montaña de la zona, tiene características muy específicas: es vivíparo, es decir, el feto se desarrolla dentro del cuerpo de la madre durante 45 días; también es carnívoro”alimentarse de larvas de mosquitos, por ejemplo, lo que hace que el medio ambiente sea saludable para los humanos“.
“Único en el mundo”
En particular, el proyecto de reintroducción ha buscado involucrar a los 10,000 residentes de Teuchitlán, particularmente a los niños, quienes educan a los visitantes no solo sobre la importancia de proteger el hábitat natural del pez tequila, sino también sobre su singularidad.
“Son ellos, los niños, quienes visitan a los visitantes a orillas del río y les explican que en este río vive un pequeño pez único en el mundo (…) y que han tomado parte en su reintroduccióndijo a la AFP Consuelo Rivera, de 70 años, maestra jubilada de Teuchitlán.
El colectivo ciudadanoguardián del ríoTambién organiza campañas informativas y talleres para niños sobre fauna y flora.
El turismo también forma parte del proyecto de reasentamiento. En la zona costera de El Rincón, varias piscinas naturales alimentadas por las aguas del río son muy populares entre los turistas locales que les atribuyen virtudes terapéuticas.
Los bañistas pueden luego nadar con el pez tequilero, que los lugareños también “Gallito(gallitos) por la raya naranja en la cola del macho, que usa para cortejar a la hembra.
“Hay muchos de estos pececitos, nadan con los bañistas y a veces empiezan a morder y acariciar a las personas.‘ sonríe María Aurea Martínez, empleada del área costera.
Para el párroco de Teuchitlán, padre Jaime Navel, este regreso es un milagro. “El pececito volvió a la vida, volvió a la vida” se regocija y celebra el regreso de “alegría en la comunidad“.
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