En Chiapas, el rencor de los locales contra los “megaproyectos” del presidente mexicano.

Cientos de activistas de la caravana El Sur resisten (“El Sur resiste”) instalarse el sábado 6 de mayo en el Centro Indígena de Educación Integral, bastión zapatista en las afueras de San Cristóbal de las Casas (estado de Chiapas). Una variopinta multitud mezcla a jóvenes activistas europeos, mexicanos y locales, en la que se pueden ver tantos sombreros de paja toquilla y gorras como los tradicionales rebozos rojos zapatistas que cubren la parte inferior del rostro.

En la entrada, un enorme cartel anuncia el contenido del evento: “Alto a la represión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. [EZLN] Este movimiento indígena, que tomó las armas en enero de 1994, lleva tres décadas organizando la autonomía en esta región del sur del país -no reconocido por el Estado mexicano. Todavía muy presente en el escenario político mexicano-, los zapatistas tuvieron como apoyo un candidato nahua llamado “Marichuy” en las elecciones presidenciales de 2018- han ampliado el territorio que controlan en las montañas de Chiapas y siguen siendo blanco de ataques de grupos paramilitares con los que están vinculados a los terratenientes y al crimen organizado.

Entre el 25 de abril y el 7 de mayo, la caravana de resistencia de El Sur recorrió siete estados del sureste de México, con el objetivo de sofocar la resistencia de la comunidad local a dos “megaproyectos” del presidente Andrés Manuel López Obrador (también conocido como “AMLO”, centro izquierda) para mostrar : primero el tren maya, que recorrerá mil 500 kilómetros en la península de Yucatán, ya largo plazo tiene que transportar no solo turistas sino también productos energéticos (gas, petróleo, minerales) de Guatemala a los EE.UU. El siguiente es el Corredor Interoceánico, un ferrocarril de carga de 300 kilómetros que conecta los océanos Pacífico y Atlántico en el Istmo de Tehuantepec. A lo largo de las vías de este corredor se planean carreteras y parques industriales, que eventualmente podrían reemplazar al Canal de Panamá.

“Destrucción del tejido social”

En San Cristóbal de las Casas, entre los muros forrados con las consignas del Centro Indígena de Educación Integral, se dieron cita casi 800 personas a la convocatoria del Consejo Nacional Indígena, organismo creado en 1996 por iniciativa del EZLN y que hoy representa a cuarenta y cuatro pueblos indígenas. Era la primera vez para hacer balance de la caravana, que fue muy amarga para los activistas que, el 28 de abril, sufrieron las porras de la policía que venía a desalojar el campamento de mestizos “Terre et liberté”, que impedía el avance de obras en el corredor interoceánico en los últimos dos meses.

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Felipe Dieguez

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