El maestro del terror Juan Zimmermann intentó su mano en la sátira Invasión de Los Ángeles. Un triunfo total que mezcla la crítica social y el placer regresivo.
Todos conocemos a John Carpenter por sus clásicos de terror. Pero el cineasta ha probado muchos otros géneros, a menudo con un éxito artístico innegable. En 1988, recién salido de la pepita subestimada Príncipe de la oscuridadBig John prueba suerte con la ciencia ficción satírica Invasión de Los Ángeles.
el resultado será una película absolutamente brillante. Por un lado, un largometraje airado que nunca esconde sus (para nada) metáforas estúpidas y malvadas. Por otro lado, una serie B de acción que se toma su tiempo para entretener al espectador con una eficacia impresionante. Una película de culto que vale la pena (re)descubrir.
¿Realmente vale la pena echarle un vistazo?
ENFERMEDAD MODERNA
Cualquier fan de John Carpenter ya lo habrá leído: eso es lo que siempre decía el cineasta Invasión de Los Ángeles es un documental y no una ficción. No hay duda de que la película juega inteligentemente con mensajes sutiles. La metáfora es evidente en atacadohormiga inicialmente a las políticas capitalistas y elitistas de Reagan. Difícil de pasar por alto cuando la película literalmente nos muestra un mundo donde los alienígenas malvados se infiltran en todas las capas de poder con el objetivo de subyugar a los más pobres.
La cuestión de la pobreza también está en el centro de la historia. Desde las primeras secuencias, el cineasta se esfuerza por filmar los barrios desfavorecidos de su Los Ángeles distópico como barrios marginales. La imagen yuxtapone verticalmente esta humanidad que vive en medio de la basura con las grandes mansiones de lujo que dominan el valle. Un contraste social a través de la representación espacial que bien podría ser una de las inspiraciones de la parásito por Bong Joon Ho.
Una verticalidad abrumadora
Invasión de Los Ángeles también se ocupa de la publicidad, de nuevo de la forma más directa posible. John Carpenter dijo que vio mucha televisión mientras preparaba el guión de su película. el era entonces aturdido por la obsesión televisiva de querer vender siempre un producto para espectadores pasivos. Es este poder magnético de las imágenes comerciales lo que cuestiona. La explotación cínica de una vida idílica imaginativa, la capitalización de un falso sueño americano.
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