Dile adiós a las emociones y trucos de Halloween, porque el Día de los Muertos es una celebración mexicana en sí misma y lejos de ser una simple copia de la festividad anglosajona. Si bien el 31 de octubre es sinónimo de gritos y miedos, el 1 y 2 de noviembre en México son una explosión de color y alegría. La muerte es el tema central de esta festividad, pero no te equivoques, es mucho más que eso: es una demostración de amor y respeto por los seres queridos perdidos. Una celebración que encarna el alma vibrante de la cultura mexicana.
En México, este evento da lugar a disfraces extravagantes, desfiles, celebraciones y sacrificios en cada rincón del país. Los rituales están llenos de significado y comprender estos símbolos le permite comprender plenamente la esencia de este festival único.
Una fiesta centenaria
Esta tradición tiene sus raíces en la cultura azteca, donde los difuntos eran honrados dos veces al año en agosto con 20 días entre celebraciones. Primero se recordó a los niños con el Miccaihuitontli, luego a los adultos con el Hueymiccalhuitl.
Cuando llegaron los colonos españoles católicos devotos en el siglo XV, las fechas de estas dos celebraciones se cambiaron al Día de Todos los Santos. Por lo tanto, Miccaihuitontli ahora se celebra el 1 de noviembre, durante el Día de Todos los Santos. Hueymiccalhuitl, por su parte, tiene lugar al día siguiente, 2 de noviembre, durante el Día de los Muertos. En 2003, la UNESCO reconoció su importancia cultural al agregar el Día de los Muertos a la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Tradiciones arraigadas en la cultura mexicana
La celebración del Día de los Muertos es una época de alegría y gran popularidad. Las tumbas son cuidadosamente limpiadas y decoradas con velas y zempaxuchitl, esas flores anaranjadas que evocan la luz en medio de las sombras. En los hogares se colocan altares decorados con fotografías de seres queridos fallecidos, velas, incienso, flores brillantes, calaveras de azúcar, dulces, pan funerario y muchos otros artículos con un profundo significado.
Estos altares son más que una simple decoración. En particular, se ofrecen obsequios a los difuntos. Estas donaciones se presentan en diversas formas: alimentos, alcohol, tabaco y juguetes para niños. Para guiar a estas almas hasta el altar erigido en su honor, se trazó un camino de pétalos de flores, que simboliza el viaje que debían recorrer.
La Catrina, símbolo del Día de Todos los Difuntos
Las concurridas calles de México están repletas de puestos de maquillaje. Los rostros de los mexicanos están decorados con calaveras (calavera) o transformados en la misteriosa Catrina. Este fascinante personaje cobró vida gracias a la imaginación de Guadalupe Posada, pintora e ilustradora. Originalmente la Catrina era una sátira de la élite social, pero rápidamente se convirtió en un poderoso símbolo de muerte. Esta elegante anciana, vestida con un vestido reluciente y coronada con un magnífico sombrero, encarna tanto la opulencia como las apariencias engañosas. Un festival que combina sátira, cultura y arte en una experiencia visual inolvidable.
Celebraciones que varían dependiendo de la comunidad.
El Día de los Muertos toma diferentes formas dependiendo de la región de México. En Oaxaca, reducto de tradición culinaria y artesanal, esta fiesta está muy arraigada en la cultura. En Yucatán, en Pomuch, aún existe una antigua costumbre: el ritual de limpiar los huesos de los difuntos para purificarlos antes de su paso al más allá.
En la capital, Ciudad de México, el festival ha adquirido una dimensión completamente nueva desde 2016 con magníficos desfiles. Los viajeros también tienen la oportunidad de explorar pueblos tradicionales cercanos como Mixquic, la inspiración de la película. Coco, o Xochimilco, donde una vigilia en honor a los muertos seguramente atraerá todas las miradas. Durante esta época, muchos mexicanos viajan por todo el país para estar con sus familias. El transporte público está saturado y los hoteles se reservan rápidamente.
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