De la música al lazo, el arte de los vaqueros mexicanos

Víctor Terán tenía 14 años cuando su padre le sugirió elegir un deporte: el fútbol o charrería, una equitación típica de los ganaderos del estado de Jalisco en el occidente de México, que también es la cuna del tequila.

Y Terán cabalga desde hace tres años con su traje de vaquero pasado de moda, sombrero, corbata finamente bordada, espuelas, chaqueta a la medida y pantalones ceñidos.

El joven aprendió el arte del lazo y el rodeo en la escuela municipal Charrería de Tlajomulco, cerca de Guadalajara, que abrió sus puertas en 2016.

En ese año, la Unesco incluyó la práctica de los gauchos mexicanos en su “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.

“La charrería es una práctica tradicional de las comunidades ganaderas de México”, explica la Unesco, hablando de una “tradición que también se considera un deporte”.

Ubicada en el suroeste de Guadalajara, la academia ofrece matrícula gratuita a un centenar de estudiantes, incluidas 22 mujeres y algunos extranjeros.

Dos veces a la semana, los jóvenes practican el arte de lazar yeguas y toros, seguido de paseos a caballo.

Las jóvenes aprenden el arte de las “escaramuzas”, es decir, las figuras de equitación y rodeo reservadas exclusivamente a las “charras”.

Utilizan una montura especial llamada “Albarda” que está diseñada para que ambas piernas descansen del mismo lado del caballo.

Un “charro”, un vaquero mexicano, se enfrenta a un toro durante un rodeo en Tlajomulco de Zúñiga, estado de Jalisco, México, 31 de agosto de 2022 / AFP

“Empecé a los cuatro años”, cuenta Alma de la Torre, de 20 años, vestida con el tradicional traje de Adelita inspirado en los luchadores de la Revolución Mexicana (vestido holgado, blusa ceñida, sombrero de ala ancha).

Folclore, espectáculo, la Charrería puede valer mucho. “El mejor charro del país puede ganar 150.000 pesos al mes ($7.515)”, asegura el instructor Víctor Hugo de la Torre.

“Cualquiera puede aprender, independientemente de su nacionalidad”, dice.

La ‘charrería’ fue popularizada en la música por los ‘mariachis’, estos músicos tradicionales que adoptan los mismos trajes de los vaqueros mexicanos.

Leyenda de la llamada música ranchera, Vicente Fernández fue llamado “Charro de Huentitan” en vida. Murió el 12 de diciembre a la edad de 80 años a consecuencia de una caída en su rancho donde criaba caballos.

Herminia Vences

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